VIRUS
- RossTPonce
- 11 nov 2023
- 21 Min. de lectura
El sol se ocultaba tras las montañas, tiñendo el cielo de un rojo sangriento. El aire estaba cargado de una toxina mortal que hacía imposible respirar sin un traje de protección. Los campos de agave eran los únicos que resistían el ambiente hostil, ofreciendo una fuente de alimento y bebida a los pocos humanos que quedaban.
En el centro de uno de esos campos, se alzaba un domo de cristal, donde vivían unas doscientas personas. Era una comunidad aislada, que solo se comunicaba con otras por medio de radios de corto alcance. No sabían qué había pasado con el resto del mundo, solo que una pandemia había desatado el caos y la destrucción.
El domo de cristal era una obra maestra de la ingeniería, construido con un material súper resistente, de grado militar. Era capaz de soportar el impacto de las balas, las explosiones y las garras de los infectados. También era capaz de filtrar el aire y el agua, eliminando la toxina y proporcionando un ambiente saludable. Desde el interior, se podía ver el exterior, pero sin sufrir sus efectos.
Dentro del domo, la vida era sencilla pero dura. Todos tenían que trabajar para mantener el orden y la seguridad. Había una escuela, una enfermería, un taller, una cocina y un almacén. También había una destilería, donde se producía el tequila, la única bebida que les ayudaba a olvidar sus penas.
Fuera del domo, el peligro acechaba. Los infectados por la toxina se habían convertido en monstruos sádicos y sin control, que solo buscaban matar y devorar. Se movían en manadas, atacando los domos con ferocidad. No había cura para ellos, solo la muerte.
Los habitantes del domo tenían que salir al exterior para recolectar el agave y cazar a los infectados. Era una tarea arriesgada, que requería de valor y habilidad. Solo los más aptos podían hacerlo, y aun así, muchos no volvían.
Uno de ellos era Juan, un joven de veinte años que había nacido en el domo. Era el mejor cazador, el más rápido y el más preciso. Tenía una escopeta y una espada, que usaba con destreza. Su sueño era explorar el mundo, ver lo que había más allá de los altos de Jalisco.
Un día, recibió una misión especial. El líder del domo, de nombre Toribio le dijo que había captado una señal de radio que provenía de Guadalajara, la antigua capital del estado. Era una voz femenina, que pedía ayuda. Decía que había encontrado una forma de revertir la infección, pero que estaba rodeada de infectados y que necesitaba ser rescatada.
Juan aceptó el reto, y se preparó para partir. Se puso su traje de protección, cogió su escopeta y su espada, y se subió a una motocicleta. Era un vehículo antiguo, que funcionaba con gasolina. Era ruidoso y contaminante, pero también rápido y resistente.
Juan salió del domo, y se dirigió hacia el sur. Tenía que recorrer unos cien kilómetros, atravesando zonas infestadas de infectados. Sabía que era una misión suicida, pero también una oportunidad única. Tal vez, la voz de la radio fuera la clave para salvar a la humanidad.
El viaje de Juan a Guadalajara fue una aventura llena de peligros y sorpresas, pues tuvo que enfrentarse a varios grupos de infectados, que intentaron detenerlo o devorarlo, sin embargo, el usó su escopeta y su espada para defenderse, pero también tuvo que usar su ingenio y su astucia para evitarlos o engañarlos. Juan logró matar a muchos de ellos, pero también recibió algunas heridas y rasguños, además tuvo que atravesar varios obstáculos naturales y artificiales, que dificultaron su camino. Tuvo que sortear ríos, montañas, puentes, túneles y carreteras. Juan tuvo que reparar su motocicleta varias veces, usando piezas que encontraba o que robaba. Él tuvo que usar su habilidad y su destreza para superarlos o rodearlos y así lograr avanzar a pesar de todo, pero también perdió mucho tiempo y combustible.
Juan tuvo que interactuar con otros humanos, que le ayudaron o le traicionaron. Juan se encontró con algunos supervivientes, que vivían en domos, en refugios o en la naturaleza. Juan tuvo que negociar, cooperar o luchar con ellos, dependiendo de sus intenciones y sus necesidades. Juan logró hacer algunos amigos y aliados, pero también algunos enemigos y rivales.
Juan tuvo que descubrir algunos secretos, que le revelaron la verdad o le confundieron. Juan se encontró con algunos documentos, grabaciones, carteles y grafitis, que le contaron lo que había pasado con el mundo y con la pandemia. Juan tuvo que interpretar, analizar o ignorar la información, dependiendo de su veracidad y su relevancia. Juan logró aprender algunas cosas importantes, pero también algunas falsas o inútiles.
Así fue como Juan llegó a Guadalajara, después de varios días de viaje. Allí, tuvo que localizar a la mujer que le había llamado por la radio, y que decía tener la cura para la infección.
Su travesía por Guadalajara fue muy difícil y peligrosa, ya que tuvo que entrar en la ciudad por una de las pocas entradas que quedaban, ya que la mayoría estaban bloqueadas por escombros, vehículos o barricadas. Tuvo que evitar las cámaras, los sensores y las minas que el gobierno había instalado para impedir el acceso a la ciudad. Juan tuvo que usar un pequeño escáner que le habían dado en uno de los domos amigables que había encontrado a su paso y un detector para localizarlos y desactivarlos. Juan logró entrar en la ciudad sin ser detectado, recorriendo las calles de la ciudad, buscando el origen de la señal de radio. Tuvo que enfrentarse a los infectados, que vagaban por la ciudad en busca de comida, esconderse, correr y disparar para evitarlos o eliminarlos. También tuvo que usar un mapa y brújula que su líder le había dado antes de salir del domo Jesus María, para orientarse y avanzar. Juan logró llegar al centro de la ciudad, donde estaba la señal, pero también gastó mucha munición y energía.
Ahi tuvo que infiltrarse en el edificio donde estaba la mujer, que resultó ser un antiguo laboratorio del gobierno. Tuvo que sortear las trampas, las alarmas y los guardias que protegían el lugar. Juan tuvo que usar su silenciador y su ganzúa para pasar desapercibido o neutralizar a los pocos guardias que quedaban. Uso entonces el código y la contraseña que la mujer les había dado por la transmisión de radio que ellos habían detectado para acceder al interior. Para su alivio, logró entrar en el laboratorio, donde estaba la mujer, que estaba escondida en una de las salas del laboratorio, donde había instalado un generador, una antena y un ordenador. La mujer se llamaba Elena, y era una científica que había trabajado en el proyecto X-23. La mujer le dijo a Juan que había descubierto una forma de revertir la infección, usando un antídoto que había creado a partir de la sangre de los infectados. La mujer le dijo que necesitaba su ayuda para escapar del laboratorio y llevar el antídoto a un lugar seguro, donde pudiera distribuirlo y curar a los infectados. La mujer le dijo que no sabía porque, pero confiaba en él, y que juntos podían salvar al mundo.
Ella y Juan se sentaron en una mesa, junto a un ordenador y una jeringa. Elena le mostró a Juan unos documentos que había encontrado en el laboratorio, donde se explicaba el origen y el propósito del X-23.
· El X-23 era una sustancia creada por el gobierno de Estados Unidos, como parte de un proyecto secreto llamado Operación Fénix. El objetivo era crear una nueva generación de soldados superhumanos, capaces de enfrentarse a cualquier amenaza. El X-23 se inyectaba en los voluntarios, que eran sometidos a un entrenamiento especial y a una serie de pruebas. Los que sobrevivían, adquirían habilidades sobrehumanas, como fuerza, velocidad, resistencia, regeneración y sentidos. Los que morían o se volvían locos, eran eliminados o encerrados.
· El X-23 era una sustancia muy inestable y peligrosa, que podía causar efectos secundarios impredecibles y mortales. El X-23 se transmitía por el aire, el agua y la sangre, contaminando a todo lo que entraba en contacto con él. El X-23 alteraba el ADN de los seres vivos, provocando mutaciones y transformaciones. El X-23 afectaba a la mente de los infectados, haciéndolos perder su identidad, su memoria y su raciocinio. El X-23 los convertía en monstruos, sin esperanza de volver a ser humanos.
· El X-23 se volvio una sustancia muy codiciada y temida, que desperto el interés y la envidia de otros países y organizaciones. El X-23 fue robado, se vendía y se usaba como arma biológica, causando guerras y conflictos. Asi fue como el X-23 se escapó, se filtró y se propago por el mundo, causando caos y destrucción. El X-23 era el fin de la civilización, y el inicio de una nueva era.
Elena le dijo a Juan que ella había sido una de las científicas que trabajaba en el proyecto X-23, en un laboratorio de Estados Unidos, que ella había sido una de las pocas que se había opuesto al proyecto, y que había intentado detenerlo, le dijo que ella había sido una de las primeras en darse cuenta del peligro que suponía el X-23, y que había tratado de alertar al mundo.
Elena le dijo a Juan que el gobierno de Estados Unidos no le había hecho caso, y que la había enviado a México, junto con una muestra del X-23, como parte de una misión falsa. Elena le dijo que el gobierno de Estados Unidos quería deshacerse de ella, y que había planeado que el X-23 se liberara en México, provocando una epidemia, el gobierno de Estados Unidos había traicionado a México, había sido el responsable de la pandemia.
Ella continúo contándole a Juan que había llegado a Guadalajara, donde había sido recibida por unos agentes del gobierno mexicano, que la habían llevado al laboratorio donde estaban ahora. Ahí, ella había descubierto que el laboratorio era una fachada, y que en realidad era una base de operaciones del gobierno de Estados Unidos. Tan pronto llego, ella había sido atacada por los agentes, que habían intentado quitarle el X-23, pero ella había logrado escapar, solo que en el proceso había roto el contenedor del X-23, liberando la sustancia en el aire.
Elena le dijo a Juan que ella había sido testigo de cómo el X-23 se había extendido por la ciudad, infectando a miles de personas, había visto cómo los infectados se habían vuelto violentos y agresivos, atacando a los demás... había oído los gritos, los disparos y las explosiones que habían llenado el ambiente. Le contó que había sentido el miedo, el dolor y la desesperación, que habían invadido su corazón.
Elena le dijo a Juan que ella había regresado al laboratorio, buscando una forma de detener el X-23. Ahi había encontrado un equipo, una antena y una radio, que había usado para pedir ayuda. Había encontrado unos archivos, unos datos y unas fórmulas, que había usado para crear un antídoto, había encontrado una esperanza, una oportunidad y una solución, que había usado para curarse a sí misma.
Ella le mostró a Juan su brazo, donde tenía una cicatriz, le dijo que se había infectado con el X-23, y que había empezado a sentir los síntomas. Entonces ella se había inyectado su antídoto, y se dio cuenta que había logrado revertir la infección, se había salvado, y que podía salvar a los demás.
Elena le pidió a Juan que le ayudara a escapar del laboratorio, y a llevar el antídoto a un lugar seguro, le dijo que el antídoto era la única forma de curar a los infectados, y de detener la pandemia. El antídoto era la única esperanza para la humanidad, y para el mundo, le sonrió a Juan, y le tomó la mano. Elena le dijo que confiaba en él, y que juntos podían hacerlo.
Juan y Elena se pusieron sus trajes de protección, cogieron el antídoto y salieron de la sala donde estaban. Juan le dijo a Elena que tenían que ser rápidos y silenciosos, porque el laboratorio estaba lleno de enemigos. Juan le dijo que tenía una motocicleta esperándolos en la entrada, y que con ella podrían escapar de la ciudad. Se abrieron paso por los pasillos y las escaleras del laboratorio, evitando o eliminando a los guardias que se cruzaban en su camino. Juan usó su escopeta y su espada para disparar o cortar a los que se interponían. Elena usó su inteligencia y su conocimiento para hackear o sabotear los sistemas de seguridad. Juan y Elena lograron llegar al vestíbulo, donde estaba la puerta principal.
Se dirigieron a la puerta, pero se encontraron con un obstáculo. La puerta estaba cerrada con un candado electrónico, que solo se podía abrir con una tarjeta especial. Ellos buscaron la tarjeta, pero no la encontraron, entonces se dieron cuenta de que alguien se la había llevado, y que los habían traicionado.
Ellos miraron a su alrededor, y vieron a un hombre que los observaba desde una ventana. El hombre era Toribio, el líder del domo Jesus María, donde vivía Juan. El hombre les sonrió con malicia, y les habló por un altavoz.
· Hola, Juan. Hola, Elena. Me alegra verlos. Espero que hayan disfrutado de su visita al laboratorio. Yo, desde luego, he disfrutado de la mía. He encontrado muchas cosas interesantes aquí. Como esta tarjeta, por ejemplo. La que abre la puerta. La que ustedes necesitan para salir. La que yo tengo en mi mano. ¿La ven? ¿La quieren? Pues lo siento, pero no se la voy a dar, porque yo no estoy aquí para ayudarlos. Estoy aquí para detenerlos. Estoy aquí para impedir que se lleven el antídoto. Estoy aquí para acabar con ustedes.
Juan y Elena se quedaron sorprendidos y asustados. Juan le preguntó a Toribio por qué los había traicionado, por qué los quería matar, por qué no quería el antídoto. El les respondió con desprecio, y les contó su plan.
· ¿Por qué? Porque yo no soy como ustedes. Yo no soy un ingenuo, un idealista, un iluso. Yo soy un realista, un pragmático, un visionario. Yo sé lo que es el X-23, y lo que puede hacer. Yo sé que el X-23 no es una maldición, sino una bendición. Yo sé que el X-23 no es el fin, sino el principio. El principio de una nueva era. Una era en la que los débiles y los inútiles desaparecerán, y solo los fuertes y los aptos sobrevivirán. Una era en la que yo seré el rey, y los demás serán mis súbditos, o mis esclavos, o mi alimento.
· ¿Cómo? Porque yo tengo el control. Yo tengo el poder. Yo tengo el X-23. Yo he estado experimentando con él, desde que lo encontré en el domo. Yo he estado inyectándomelo, en pequeñas dosis, para aumentar mis habilidades. Yo he estado infectando a otros, en grandes dosis, para crear mis soldados. Yo he estado atacando a los otros domos, por medio de los infectados, para expandir mi territorio. Yo he buscado el origen del X-23, para obtener más. Y lo he encontrado. Aquí. En este laboratorio.
· ¿Qué? Porque yo no quiero el antídoto. Yo no quiero curar a los infectados. Yo quiero infectar a todos. Yo quiero que el X-23 se propague por el mundo, y lo transforme a mi imagen y semejanza. Yo quiero que el X-23 sea el único que quede, y que yo sea el único que lo controle. Yo quiero que el X-23 sea mi arma, mi legado, mi reino. Y ustedes son una amenaza para mi plan. Ustedes tienen el antídoto, y quieren usarlo para curar a los infectados. Ustedes tienen la esperanza, y quieren usarla para salvar a la humanidad, pero yo no voy a permitirlo. Yo voy a destruir el antídoto, y a acabar con ustedes. Yo voy a aplastar la esperanza, y a aniquilar a la humanidad.
Toribio terminó de hablar, y rió con malicia, sacó una pistola, y apuntó a Juan y a Elena, les dijo que se despidieran, y que se prepararan para morir, les dijo que era el fin, y que él era el principio.
Juan y Elena se miraron, se abrazaron, se dijeron que no se rendirían, se dijeron que era el principio, y que ellos eran el fin.
Juan y Elena se soltaron, y se pusieron en acción. Juan cogió su escopeta, y disparó a la ventana. Elena cogió su ordenador, y hackeó la puerta, asi lograron salir del laboratorio, y corrieron hacia la motocicleta. Toribio los persiguió, y les disparó. Ellos esquivaron las balas, y subieron a la motocicleta. Juan arrancó el motor, y aceleró. Elena cogió la antena, y la conectó a la radio. Juan y Elena escaparon de la ciudad, y se dirigieron al domo Jesús María.
Ellos condujeron por las carreteras, alejándose de Guadalajara, evitando a los infectados que los perseguían o los emboscaban, tuvieron que sortear los obstáculos que los retrasaban o los dañaban, además de cuidar el antídoto, que era su única esperanza.
Juan y Elena se comunicaron por la radio, con los otros domos que encontraban en su camino, les contaron lo que habían descubierto, y lo que tenían. Les ofrecieron el antídoto, y les pidieron ayuda, de la que recibieron diferentes respuestas, algunas positivas y otras negativas.
Se encontraron con algunos amigos y aliados que los apoyaron y los protegieron. Se encontraron con algunos enemigos y rivales, que los atacaron y los traicionaron. Además de algunos desconocidos e indiferentes, que los ignoraron y los dejaron pasar.
Ellos se enfrentaron a varios peligros y sorpresas que pusieron a prueba su valor y su humanidad.
Para la buena suerte del mundo, ellos lograron escapar de todos los problemas, y siguieron su camino, lograron llegar a Jesús María, donde estaba el domo donde él vivía. Ellos entraron en el domo, donde los esperaban sus amigos y familiares.
Entonces se reunieron con los habitantes del domo, y les contaron lo que habían vivido, les mostraron el antídoto, y les explicaron cómo funcionaba. Además de revelarles la traición de Toribio, y les advirtieron de su amenaza.
Juan y Elena recibieron el apoyo y el agradecimiento de los habitantes del domo, que los felicitaron y los abrazaron; recibieron el respeto y la admiración de los habitantes, que los reconocieron y los aclamaron.
Ellos se sintieron felices y orgullosos, y se miraron con ternura, se dijeron que habían cumplido su misión, y que habían salvado muchas vidas. Juan y Elena se dijeron que habían encontrado su destino, y Elena sintió que había encontrado su hogar.
Ella era una científica brillante, que tenía un gran conocimiento y una gran pasión por su trabajo. Había creado el antídoto para el X-23, usando la sangre de los infectados y una fórmula que había encontrado en el laboratorio de Guadalajara, con la que había logrado curarse a sí misma, y a Juan, que se había infectado durante su viaje de regreso.
Ella quería compartir su descubrimiento con el mundo, y curar a todos los infectados. Elena sabía que el antídoto era la única forma de detener la pandemia, y de restaurar la civilización, sabía que el antídoto era la única esperanza para la humanidad, y para el planeta.
Ella pidió permiso al nuevo líder del domo Jesús María, que era el padre de Juan, para montar un laboratorio dentro del domo, y producir el antídoto. Elena le explicó al líder que el antídoto era seguro y efectivo, y que solo necesitaba algunos materiales y equipos. Elena le prometió al líder que el antídoto no causaría ningún daño al domo, ni a sus habitantes.
El líder accedió a la petición de Elena, y le asignó una sala, donde había una mesa, una silla, una computadora y una impresora, también le proporcionó algunos recursos, como agua, electricidad, internet y papel. Él le dijo a Elena que podía usar lo que necesitara, pero que también debía respetar las normas y las costumbres del domo.
Elena le agradeció y se instaló en la sala, conectó su ordenador a la impresora, y comenzó a imprimir los documentos que tenía en su memoria. Revisó los documentos, y los clasificó por categorías. Tenía los planos, las instrucciones y las fórmulas para crear el antídoto.
Ella necesitaba algunos ingredientes, que podía obtener de diferentes fuentes: sangre de los infectados, que podía conseguir de los cadáveres que traían los cazadores, agave que podía conseguir de los campos que rodeaban el domo, también algunos químicos que podía conseguir de los medicamentos que había en la enfermería.
Además, necesitaba algunos instrumentos, que podía fabricar o adaptar de diferentes objetos: una jeringa, que podía fabricar con una pluma, una aguja y un tubo. Una centrifugadora, que podía adaptar con una licuadora, un motor y un cable. Un destilador, que podía adaptar con una olla, una manguera y también algunos recipientes, que podía reutilizar o reciclar de diferentes materiales. Tubos, que podía reutilizar de unas pajitas, unos bolígrafos o unos cables. Botellas, que podía reciclar de agua, de refresco o de tequila, y lo más importante: balas, que podía reciclar de las usadas de escopeta, de pistola o de rifle.
Ella comenzó a producir el antídoto siguiendo los pasos que había establecido: extrajo la sangre de los infectados, y la centrifugó para separar el plasma del X-23, después extrajo el jugo del agave, y lo destiló para obtener el alcohol, mezcló el plasma con el alcohol, y los calentó para obtener el antídoto. Elena llenó las jeringas con el antídoto, y las inyectó en las balas, selló las balas con cera, y las etiquetó con un código de colores.
Elena logró producir el antídoto, y lo almacenó en una caja, que cerró con llave. Tenía suficiente antídoto para curar a unos cien infectados, estaba orgullosa de su trabajo, y estaba lista para distribuirlo.
Elena se reunió con los cazadores del domo, que eran los encargados de salir al exterior y enfrentarse a los infectados, les explicó cómo funcionaba el antídoto, y cómo debían usarlo, les dijo que el antídoto se inyectaba en las balas, y que las balas se disparaban a los infectados, que el antídoto revertía la infección, y que los infectados volvían a ser humanos.
Les entregó las balas, y les pidió que las usaran con cuidado y con criterio, ya que estas eran escasas y valiosas, y que no debían desperdiciarlas ni perderlas. Las balas eran una herramienta y una oportunidad, y que no debían usarlas para matar sino para curar.
Elena les pidió que confiaran en ella, y que la ayudaran a cumplir su sueño, les dijo que su sueño era curar a todos los infectados y detener la pandemia, restaurar la civilización y reconstruir el mundo... vivir en paz, y ser feliz.
Los cazadores aceptaron la propuesta de Elena, y se prepararon para salir, cogieron sus armas y cargaron las balas. Se pusieron sus trajes y salieron del domo, dirigiéndose a las zonas donde había más infectados y comenzaron a dispararles.
Los cazadores lograron curar a muchos infectados y los trajeron al domo, ellos lograron reducir el número de infectados y aumentar el de humanos, cambiaron el destino de muchos y mejoraron el de todos.
Elena era una científica generosa y altruista que tenía un gran deseo y una gran capacidad para ayudar a los demás, ella quería compartir su descubrimiento con el mundo y curar a todos los infectados, sabía que el antídoto era la única forma de detener la pandemia y de restaurar la civilización, que su antídoto era la única esperanza para la humanidad y el planeta.
De pronto, ella había comenzado a recibir la atención y la solicitud de otros domos cercanos, que se habían enterado de su trabajo y que querían beneficiarse de él. Elena había recibido la visita de varias delegaciones, que venían de otros domos, como el domo Arandas y el domo Ayotlan, entre otros; recibiendo la petición de estas delegaciones que le pedían que hiciera más dosis del antídoto, y que se las diera.
Ella accedió a la petición de estas delegaciones y se comprometió a hacer más dosis del antídoto, les explicó que este era seguro y efectivo, pero que también era escaso y valioso. Les dijo que el antídoto requería de algunos ingredientes y equipos, que no eran fáciles de conseguir, que necesitaba tiempo y esfuerzo.
Elena les pidió a estas delegaciones que le ayudaran a conseguir los recursos que necesitaba y se negó a que le pagaran por el antídoto que les daba, les dijo que el antídoto era un bien común y que debía ser compartido y distribuido. Ella les dijo que el antídoto era una responsabilidad y que debía ser usado con cuidado y con criterio.
Les entregó el antídoto y les enseñó cómo usarlo: inyectado en la punta hueca de las balas que se disparaban a los infectados, entonces el antídoto revertía la infección y los infectados volvían a ser humanos.
Las delegaciones tomaron el antídoto y lo guardaron con cuidado, se despidieron de Elena y de los habitantes del domo Jesus María y les agradecieron por su ayuda, entonces se dirigieron a sus domos y comenzaron a usar el antídoto.
Así, poco a poco se lograron curar a muchos infectados, trayéndose a los domos una vez que el antídoto había hecho efecto. Cada tanto, los domos se comunicaban con el domo Jesus María y con Elena, contándoles sus avances. Todos le pidieron a Elena que siguiera haciendo el antídoto para seguirlo distribuyendo. Los domos ofrecieron su colaboración y amistad y le dijeron a Elena que era una heroína, y una salvadora.
Ella se sintió feliz y orgullosa y les respondió con gratitud, les dijo que seguiría haciendo el antídoto y que se lo seguiría dando, que aceptaba su colaboración y su amistad. Elena les dijo que no era una heroína, ni una salvadora, que ella era solo una científica.
Con el paso del tiempo, la información de la cura se transmitió a más regiones de México, otros países y finalmente el mundo, en un proceso que duró varios años y que implicó diversos desafíos y colaboraciones. Este es un resumen de cómo fue este proceso:
· La científica mexicana Elena, que había creado el antídoto para el X-23, una sustancia que había infectado a millones de personas y las había convertido en monstruos, comenzó a producir el antídoto en el domo Jesús María, donde vivía su novio Juan, que se había infectado durante su viaje de regreso.
· Elena puso el antídoto en balas de punta hueca, que se disparaban a los infectados, y los hacían volver a ser humanos. Elena entregó las balas a los cazadores del domo, que salían al exterior y se enfrentaban a los infectados.
· Elena logró curar a muchos infectados, y los trajo al domo. Elena también recibió la visita de varias delegaciones de otros domos cercanos, que le pidieron que hiciera más dosis del antídoto y que se los compartiera. Ella accedió a la petición, haciendo más dosis del antídoto con la ayuda de los recursos que le proporcionaban las delegaciones.
· El domo Jesus María se comunicó por radio con otros domos más lejanos que se habían enterado de su trabajo y que querían beneficiarse de él. Elena les explicó cómo funcionaba el antídoto, y cómo debían usarlo, les envió el antídoto por correo, y les pidió que lo distribuyeran y lo compartieran con otros domos.
· Elena también se comunicó por internet (que poco a poco se había ido restableciendo) con otros países que se habían enterado de su descubrimiento y que querían colaborar con ella. Elena les envió los documentos, los datos y las fórmulas para crear el antídoto y les pidió que lo reprodujeran y lo difundieran por el mundo. Ella recibió el apoyo y la solidaridad de otros países, que se unieron a su causa.
· Elena logró que el antídoto llegara a más regiones de México, otros países y finalmente el mundo, en un proceso que duró cerca 10 años, según los registros post pandemia. Elena logró que el antídoto curara a millones de infectados, y detuviera la pandemia, que se restaurara la civilización y reconstruyera el mundo.
En el ámbito personal, Juan y Elena construyeron una familia en un mundo que estaba sanando y se les recuerda en las crónicas post pandemia como unos héroes y unos benefactores. Esto es lo que se cuenta sobre ellos y sobre el domo Jesús María y su papel en la salvación de la humanidad:
· Juan y Elena fueron los primeros en encontrar el antídoto para el X-23, una sustancia que había infectado a millones de personas y las había convertido en monstruos. Juan había viajado a Guadalajara, donde estaba el laboratorio donde se había llegado el X-23 a México y donde Elena había sido enviada a trabajar como científica. Juan y Elena habían logrado escapar del laboratorio con una muestra del antídoto y habían regresado al domo Jesús María, donde el vivía.
· Elena comenzó a producir el antídoto en el domo Jesús María, y lo pusieron en balas de punta hueca que se disparaban a los infectados y los volvía a ser humanos. Ella entrego las balas a los cazadores del domo, que salían al exterior y se enfrentaban a los infectados. Juan y Elena lograron curar a muchos infectados, y los trajeron al domo.
· Juan y Elena se casaron, y tuvieron tres hijos, que se llamaron Pedro, María y José. Vivieron felices en el domo Jesús María, donde fueron respetados y queridos por todos. Juntos, siguieron trabajando en el antídoto y en otros proyectos científicos y sociales que beneficiaron a la humanidad. Murieron de viejos, rodeados de su familia y sus amigos, y dejaron un gran legado. Son recordados como unos héroes y unos benefactores que salvaron al mundo del X-23, y que lo hicieron un lugar mejor. Juan y Elena son homenajeados y honrados en diferentes lugares y ocasiones, como el Día del Antídoto, que se celebra cada año el 23 de marzo, la fecha en que encontraron el antídoto. Son un ejemplo y una inspiración para las generaciones futuras, que les agradecen y les admiran.
El domo Jesús María es recordado como el lugar donde se creó el antídoto, y donde se inició la curación, considerado como un santuario y un monumento que se conserva y se visita. Además, es reconocido como un centro de investigación y de innovación, que sigue trabajando en mejoras del antídoto y en otros proyectos que mejoran la calidad de vida. El domo Jesús María es un símbolo y una referencia, que representa la esperanza y la solución.
Por otro lado, no hay una respuesta definitiva a la pregunta de cuántos años pasaron para que el aire, el agua y la tierra estuvieran libres de la infección y la vida segura fuera posible fuera de los domos. Sin embargo, se puede estimar que el proceso de recuperación ambiental dependió de varios factores, como la extensión y la intensidad de la pandemia, las medidas de mitigación y adaptación tomadas por los humanos, y la capacidad de resiliencia y regeneración de los ecosistemas.
Un estudio publicado en el Proceedings of the National Academy of Sciences analizó los efectos de la pandemia del X-23 en la atmósfera, usando datos satelitales de la NASA y otras agencias espaciales. El estudio encontró que la pandemia causó una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y de contaminantes atmosféricos, debido a las restricciones de movilidad y de actividad económica impuestas por los países. Sin embargo, el estudio también encontró que la reducción de las emisiones no fue suficiente para frenar el calentamiento global, ni para mejorar la calidad del aire, debido a la compleja interacción entre el clima y la contaminación.
Otro estudio publicado en la revista Nature examinó los impactos de la pandemia del X-23 en la biodiversidad, usando datos de observación y de modelación. El estudio mostró que la pandemia tuvo efectos positivos y negativos sobre la flora y la fauna, dependiendo de la región y del tipo de especie. Por un lado, la pandemia redujo la presión humana sobre algunos hábitats y especies, permitiendo su recuperación y expansión. Por otro lado, la pandemia aumentó la vulnerabilidad y la amenaza de otros hábitats y especies, debido a la falta de gestión y de conservación.
Un tercer estudio publicado en la revista Science evaluó las consecuencias de la pandemia del X-23 en el agua, usando datos de monitoreo y de análisis. El estudio indicó que la pandemia afectó la cantidad y la calidad del agua, tanto superficial como subterránea, en diferentes escalas y dimensiones. Por una parte, la pandemia disminuyó la demanda y el consumo de agua, lo que mejoró la disponibilidad y el abastecimiento de este recurso. Por otra parte, la pandemia alteró el ciclo y la composición del agua, lo que empeoró la contaminación y el saneamiento de este recurso.
Teniendo en cuenta estos estudios, se podría inferir que el tiempo que tardó el ambiente en recuperarse de la pandemia del X-23 varió según el tipo y el nivel de afectación. Se podría estimar que el aire fue el más rápido en recuperarse, ya que los cambios en las emisiones y en la circulación atmosférica se reflejaron en cuestión de meses o años. Se podría estimar que el agua fue el más lento en recuperarse, ya que los cambios en el ciclo y en la calidad hidrológica se manifestaron en cuestión de décadas o siglos. Se podría estimar que la tierra fue el más complejo en recuperarse, ya que los cambios en la biodiversidad y en los ecosistemas se expresaron en cuestión de años o milenios.
Así, se podría concluir que el ambiente no se recuperó de la pandemia del X-23 de forma homogénea ni lineal, sino de forma heterogénea y dinámica. Se podría concluir que el ambiente se recuperó de la pandemia del X-23 en un rango de tiempo que va desde los meses hasta los milenios, dependiendo de las condiciones y las respuestas de cada componente y de cada sistema. Se podría concluir que el ambiente se recuperó de la pandemia del X-23 gracias a la resiliencia y la regeneración de la naturaleza, pero también gracias a la colaboración y la innovación de los humanos.
Los domos que se construyeron durante la pandemia del X-23 para proteger a los humanos de la infección y de los monstruos, se conservaron como recuerdos y centros de peregrinaje, para que la humanidad nunca olvidara que estuvo a punto de desaparecer. Los domos se convirtieron en símbolos de la supervivencia y la resistencia de los humanos, pero también de la solidaridad y la esperanza de los humanos. Los domos se convirtieron en lugares de memoria y de aprendizaje, donde se recordaba el pasado y se proyectaba el futuro.
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