El Último Exorcista
- tponceross4
- 6 abr 2024
- 2 Min. de lectura

En las desoladas calles de Jesús María, Jalisco, donde los edificios en ruinas se alzan como monumentos a la humanidad caída, Juan, el último exorcista, camina con determinación. Su gabardina raída ondea al viento, y en su mano derecha sostiene un crucifijo desgastado.
La plaga demoníaca comenzó con el eclipse del 8 de abril de 2024. Ese día, la luna cubrió el sol por completo, sumiendo al mundo en una oscuridad inquietante. Fue entonces cuando los demonios emergieron de las sombras, arrastrándose desde las profundidades del inframundo.
Los demonios, criaturas retorcidas y hambrientas, se pasean libremente. Sus ojos ardientes escudriñan los escombros en busca de almas perdidas. Han tomado forma física, y ahora son más que simples sombras. Son la manifestación de la oscuridad que se apoderó del mundo.
Juan recuerda los días en que las iglesias estaban llenas de fieles, y los exorcismos eran rituales sagrados. Pero eso fue antes de que la plaga demoníaca se propagara, antes de que la humanidad cayera ante su poder. Ahora, él es el último bastión de esperanza.
Un niño, con los ojos vidriosos y la piel pálida, se acerca a Juan. El niño está poseído, su alma atrapada en una lucha desesperada. Juan levanta el crucifijo y comienza a recitar las antiguas palabras de exorcismo. La tierra tiembla, y el niño grita mientras el demonio lucha por mantener su control.
El cielo se oscurece aún más, y las sombras se ciernen sobre ellos. Juan sabe que su tiempo es limitado. Debe liberar al niño antes de que el demonio lo consuma por completo. Con una última invocación, la luz del crucifijo se intensifica, y el demonio es expulsado.
El niño cae al suelo, temblando y confundido. Juan se arrodilla junto a él y le ofrece palabras de consuelo. Pero sabe que no hay salvación para la humanidad. Los demonios son demasiado poderosos, y él es el último exorcista.
Así que sigue caminando por las calles desoladas, enfrentándose a las criaturas que alguna vez fueron humanas. Su cruz es su única arma, y su fe, su única esperanza. Quizás, algún día, encuentre una respuesta, una forma de restaurar la luz al mundo. Pero hasta entonces, él es el último exorcista, luchando en la oscuridad.
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