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LA BARRANCA DE VIUDAS

  • RossTPonce
  • 10 nov 2023
  • 5 Min. de lectura

Era una noche oscura y tormentosa en el pueblo de Jesús María. Un grupo de jóvenes se había reunido en la casa de uno de ellos para celebrar el cumpleaños de Ana, la más popular de la escuela. Entre risas y bromas, decidieron jugar a la ouija, un tablero que supuestamente podía comunicarse con los espíritus de los muertos.

· Vamos, no sean cobardes -dijo Ana, mientras colocaba el tablero sobre la mesa-. Es solo un juego, no pasa nada.

· ¿Estás segura? -preguntó Luis, el más tímido del grupo-. He oído historias de gente que ha jugado a la ouija y le han pasado cosas terribles.

· No seas supersticioso, Luis -se burló Ana-. Esas son solo leyendas urbanas. Además, estamos en el siglo XXI, no en la época de la Inquisición.

· Bueno, está bien -aceptó Luis, con cierto temor-. Pero solo una pregunta, ¿por qué elegiste este tablero? Parece muy viejo y gastado.

· Lo encontré en el ático de mi abuela -explicó Ana-. Me dijo que era de su bisabuela, que vivió en la época de la Revolución Mexicana. Según ella, este tablero tiene un poder especial, porque fue usado por las viudas de los revolucionarios que murieron en la batalla de Jesús María.

· ¿Qué batalla? -preguntó Sofía, otra de las amigas de Ana.

· No lo sé, algo que ver con los cristeros y los federales -respondió Ana, con indiferencia-. El caso es que las viudas usaban este tablero para contactar con sus esposos muertos y pedirles consejo o consuelo. Mi abuela me dijo que este tablero estaba bendecido por un sacerdote y que solo podía ser usado por mujeres.

· ¿Y por qué lo trajiste aquí? -insistió Luis-. ¿No crees que es una falta de respeto?

· Ay, Luis, no seas tan dramático -replicó Ana-. Esto es solo una diversión, no vamos a molestar a nadie. Además, somos cuatro chicas y dos chicos, así que no hay problema.

· Bueno, si tú lo dices -se resignó Luis-. Pero yo no quiero participar, solo voy a mirar.

· Como quieras -dijo Ana-. Entonces, ¿quién quiere empezar?

· Yo -se ofreció Sofía-. Siempre he querido hablar con un fantasma.

· Está bien -aceptó Ana-. Entonces, pon tu dedo sobre el vaso y haz una pregunta.

Sofía siguió las instrucciones y preguntó:

· ¿Hay algún espíritu aquí que quiera comunicarse con nosotros?

El vaso se movió lentamente y se detuvo sobre la letra S.

· Sí -leyó Sofía-. ¡Qué emoción!

· Pregúntale su nombre -sugirió Ana.

· ¿Cómo te llamas? -preguntó Sofía.

El vaso se movió de nuevo y formó la palabra: MARÍA.

· María -repitió Sofía-. ¿Eres una de las viudas de los revolucionarios?

El vaso se desplazó hacia la letra S.

· Sí -confirmó Sofía-. ¿Y cómo murió tu esposo?

El vaso se movió con rapidez y formó la palabra: TRAICIÓN.

· Traición -repitió Sofía, con sorpresa-. ¿Qué quieres decir?

El vaso se movió con más fuerza y formó la palabra: FEDERAL.

· Federal -repitió Sofía, con confusión-. ¿Tu esposo era un federal?

El vaso se desplazó hacia la letra N.

· No -negó Sofía-. Entonces, ¿quién lo traicionó?

El vaso se movió con violencia y formó la palabra: CURA.

· Cura -repitió Sofía, con horror-. ¿El cura lo traicionó?

El vaso se desplazó hacia la letra S.

· Sí -afirmó Sofía-. ¿Pero por qué?

El vaso se movió con furia y formó la palabra: AMANTE.

· Amante -repitió Sofía, con incredulidad-. ¿El cura era tu amante?

El vaso se desplazó hacia la letra S.

· Sí -admitió Sofía-. ¿Y qué pasó?

El vaso se movió con rabia y formó la palabra: MATÓ.

· Mató -repitió Sofía, con pánico-. ¿El cura mató a tu esposo?

El vaso se desplazó hacia la letra S.

· Sí -acusó Sofía-. ¿Y qué hiciste tú?

El vaso se movió con locura y formó la palabra: VENGUÉ.

· Vengué -repitió Sofía, con terror-. ¿Cómo te vengaste?

El vaso se movió con frenesí y formó la palabra: QUEMÉ.

· Quemé -repitió Sofía, con espanto-. ¿Qué quemaste?

El vaso se movió con demencia y formó la palabra: IGLESIA.

· Iglesia -repitió Sofía, con angustia-. ¿Quemaste la iglesia?

El vaso se desplazó hacia la letra S.

· Sí -confesó Sofía-. ¿Y qué pasó después?

El vaso se movió con sadismo y formó la palabra: MUERTE.

· Muerte -repitió Sofía, con agonía-. ¿Moriste en el incendio?

El vaso se desplazó hacia la letra S.

· Sí -reveló Sofía-. ¿Y dónde estás ahora?

El vaso se movió con malicia y formó la palabra: INFIERNO.

· Infierno -repitió Sofía, con desesperación-. ¿Estás en el infierno?

El vaso se desplazó hacia la letra S.

· Sí -respondió Sofía-. ¿Y qué quieres de nosotros?

El vaso se movió con crueldad y formó la palabra: COMPAÑÍA.

· Compañía -repitió Sofía, con alarma-. ¿Quieres que te acompañemos?

El vaso se desplazó hacia la letra S.

· Sí -afirmó Sofía-. ¿Y cómo lo harás?

El vaso se movió con violencia y formó la palabra: POSEER.

· Poseer -repitió Sofía, con pavor-. ¿Quieres poseernos?

El vaso se desplazó hacia la letra S.

· Sí -gritó Sofía-. ¡No, por favor, déjanos en paz!

El vaso se movió con fuerza y formó la palabra: NUNCA.

· Nunca -chilló Sofía-. ¡Ayuda, alguien que nos ayude!

El vaso se movió con brutalidad y formó la palabra: MÍOS.

· Míos -aulló Sofía-. ¡No, no, no!

El vaso se movió con furor y formó la palabra: FIN.

· Fin -susurró Sofía, antes de caer desmayada sobre el tablero.


Los demás jóvenes, que habían seguido la sesión con horror, intentaron socorrer a Sofía, pero fue inútil. El vaso se había roto y un líquido rojo y viscoso salía de él, manchando el tablero y las manos de los jóvenes. Era sangre.

De repente, se escuchó un grito desgarrador que provenía del ático. Era la voz de la abuela de Ana, que había subido a buscar algo. Los jóvenes corrieron hacia el ático, pero se encontraron con una escena macabra. La abuela de Ana estaba tirada en el suelo, con el cuello cortado y los ojos vacíos. A su lado, había una foto antigua de una mujer vestida de negro, con una mirada fría y vengativa. Era María, la viuda de la ouija.

Los jóvenes se quedaron paralizados de terror, sin saber qué hacer. Entonces, oyeron una risa malévola que resonaba en toda la casa. Era la risa de María, que había cumplido su venganza.


Notas:

* La batalla de Jesús María fue un enfrentamiento armado que ocurrió el 19 de abril de 1927 entre las fuerzas cristeras y las federales durante la Guerra Cristera en México. Los cristeros eran un movimiento católico que se rebeló contra el gobierno de Plutarco Elías Calles, que había impuesto leyes anticlericales que restringían la libertad religiosa. Los federales eran las tropas leales al gobierno. La batalla de Jesús María fue una de las más sangrientas de la guerra, y resultó en una victoria cristera.


* Jesús María es un pueblo y municipio del estado de Jalisco, México. Se ubica en la región de los Altos de Jalisco, y tiene una población de unos 15 mil habitantes. Su nombre se debe a que fue fundado el día de la Natividad de la Virgen María, el 8 de septiembre de 1569. Su principal actividad económica es la agricultura, y se destaca por la producción de maíz, frijol, trigo y alfalfa. También es famoso por su gastronomía, su artesanía y sus fiestas patronales.


 
 
 

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