El Ocaso

El ocaso del mundo es demasiado tentador para no estar ahí, viendo como la humanidad se extingue hasta el último de ellos, no cambiaría por nada ver cuán desalentador fue para el hombre, el último de ellos, consiente de su soledad, de ser el último de su especie, cuando cerró los ojos y murió, que, con él, se cerraba el ciclo terriblemente destructivo de lo que había sido su especie. Lo que no imagino fue que su último aliento, fue el primero de alivio de todos nosotros, las otras creaturas que estábamos ahí, que siempre estuvimos ahí viendo como el hombre acababa consigo mismo y con el planeta, sintiéndose el rey de la creación por milenios, para nosotros, fue extrañamente satisfactorio la comprensión de su insignificancia antes de respirar por ultima vez. Éramos libres por fin.